miércoles, 3 de marzo de 2010

Poetas Poderosos

El Poeta debe ser fuerte, animoso, amante de la lucha y enemigo del pesimismo y de la falta de voluntad. Muchas veces se le cerrarán las puertas, no hallará oyentes para su poesía, será rechazado silenciosamente por una sociedad practica y calculadora.
Particularmente el Poeta joven debe ser valeroso y decidido dentro de los márgenes que nos exigen el respeto y la asertividad. Aun existen escritores de recorrido y “madures” que menosprecian y desvaloran al creador joven, penosamente estos señores de la literatura contemporánea miran con el ceño fruncido y los ojos escépticos los versos de la nueva poesía.
Ciertamente existen excepciones, durante mi trancito por estas veredas me he encontrado con verdaderos amadores de las letras, pero el valor agregado a ese amor son los adornos de nuestra humanidad: la humildad, la esperanza, el aliento o motivación, la contructividad y la generosidad. El alumbramiento de estas cualidades se engancha firmemente de los bolsillos de los amables escritores que nos saludan.
Que callen su alardeo y cosan su boca quienes cierran para los otros las puertas de la Poesía, pero que griten y canten los que abren sus brazos en bienvenida a la nueva voz del cielo y la tierra.
También habrá soledades y escaseces para el Poeta, ya que su caminar se lo forja él mismo lejos de la ruidosa multitud, apartado del ajetreo y de los sucesos rápidos de la vida. Por otra parte estará vinculado estrechamente con el silencio, la sabrosa reflexión madre de las grandes verdades, con las experiencias propias, con la educación que le dejan sus aciertos y fracasos. Muchas veces lo miraran con ojos extraños, caminando solo con la vista pegada a los árboles, al cielo, quizás con la mirada perdida señalando al vacío, pero escudriñando todas las cosas profundamente.
Pero ¿estará realmente el Poeta solo?, en su ensimismamiento lo acompañan los recuerdos que traen imágenes vivísimas a la mente, las emociones y la inspiración. La del creador es una soledad fructífera, un reposo a las orillas del transitado camino de todos los días.
En su ausencia el Poeta debe alcanzar un elevado estado de pensamiento creativo, cada una de sus soledades llega a ser una estancia temporal en los patios dadivosos de la reflexión y los nacimientos.
Sin embargo la soledad del Poeta debe resultar momentánea y no infinita en un desprendimiento cabal de la “realidad”. Debe compartir la cosecha de su artística meditación con quienes lo rodean, debe seguir saciándose de las fuentes exteriores de inspiración: sus seres amados, los paisajes nuevos, las experiencias y sensaciones distintas que entrega el tiempo y el camino andado.
El Poeta debe seguir desarrollando las actividades que le competen en la vida diaria, alimentándose y nutriéndose de la felicidad que también logrará encontrar en otras caras de la realidad, en otros trabajos, en otros proyectos, en actividades grupales y mas asociativas. Probablemente en el trabajo seglar encontrara mas compañía que en la Poesía, aunque compañía no siempre es sinónimo de bienestar personal y perfeccionamiento.
La fuerza y el ánimo del artista además se verán enfrentados a la poca aceptación de su arte por individuos ajenos a la estética de las letras, tanbien coartan su empeño los pocos espacios e instancias propicias para la publicación y difusión. Todos estos son escollos propios del desarrollo y enriquecimiento de un personaje que contará con una percepción madura, estable y rica de la vida.
Todos estos obstáculos forjan y templan el carácter del Poeta como una piedra de toque para el metal del espíritu. La personalidad de este artista se fortalece con las inclemencias y adversidades que se presentan a su puerta, volviéndolas en energía pura y práctica, este cambio que hace de un escenario desfavorable uno favorable es propio de quien mañana trasformara la realidad existente en nuevas realidades a través del arte Poético.
Pero todo el esmero que se presente no será en vano ni apreciado por nadie. La tarea silente del Poeta hallará (por su altura y calidad) cabida entre los intelectuales que son ajenos a cualquier época, podrá ponerse de pie delante de las eminencias y recibirá el agrado y respeto de los doctos. Los entendidos lo recibirán con hospitalidad, los amables le sonreirán sin hipocresía y los niños se acercaran a él. El pago del Poeta no es en necesidad el aplauso, puesto que este puede ser falso en ocasiones, la remuneración suya es el entendimiento de su lenguaje y ese entendimiento usado de manera tal que sus receptores crezcan y se estimulen en su propio arte y vida. En sencillas palabras el Poeta se contenta cuando sus palabras resultan en crecimiento para otros.
Así la labor del Poeta resulta ser una tarea enriquecedora, dada a la constante dedicación y entrega de si mismo. Llámenlo vocero de los dioses, profeta de la vida o simplemente hombre, probablemente el conocimiento autodidáctico de este creador sea uno de los mas ricos que halla visto la esta humanidad.
Tras la estructura elegante de la Poesía hay lucha sudorosa y esa lucha nace de la esencia de todas las cosa; el amor y el poder.

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