jueves, 13 de agosto de 2009

Espectros

Veo en el camino la entrada del campo con árboles secos,
Como espectros plantados seremos en plena y silenciosa oscuridad.
Hay temor en los pasos que se adentran en los oscuros bosques,
ningún cobarde merodeara por los baldíos terrenos sin lámpara ni voces.

Los negros terrenos, los negros patios, los abismales callejones rurales
Guardan en su estomago de noche las eternas leyendas de los hombres.
Ah frío y bruma fantasmales, misteriosa tierra desolada, por ahí corre el viento
en el carruaje que silva. Por ahí transitan las culebras y el arrollo que brillante
llora vestido de luna.

Una luciérnaga y un grillo se tomaron de las alas y se van a un árbol
a emborracharse, cantar y bailar desenfrenadamente, ¿Quién los castigara a la amanecida?
El cielo es mudo, conoce todos los secretos y los encierra para siempre en el aire,
quizás los búhos sean los verdaderos filósofos y los treguiles los entendidos.

La hierva silvestre se entrega al sueño, el gobierno de la tiniebla acoge a los curiosos
ojos de la vida y la fantasía. Ya pronto llegaran los benditos a besar los árboles, se apagara
el miedo de los pechos y caminaran y reirán en medio de la noche espesa.

¿Quién sabe mas que la volcánica piedra? yo volver al polvo en cada visita al tálamo para traslucirme y delatar la vereda de la luz. Me elevare en la envidia de la pluma ligera y caeré sobre los parpados de las doncellas y en las torres y en alas coronas y en lo labios virginales.

Amable compañera donde en ti vuelan los secretos y los pájaros que no esclaviza la vista.
El cielo es un espejo y nosotros un reflejo simple que camina y duerme todos los días o algunas veces en la cama o en las ramas. Unas lumbreras de gato pasean solas sin cuerpo
ni cola ¿ serán los amos de estos territorios a los que las brujas ronronean?

Quisiera entrar contigo a los cuartos profundos de esta America india, a perdernos y desorientarnos por lugares recónditos entre montaña y playa, entre bosque y desierto. Que nadie nos busque y todos nos dejen tranquilos en esta nuestra razonable rebeldía de juventud y jardines colgantes.

¿Quién es más amable que el campo, que los sembradíos de trigo y los mares y la pampa y el bosque y la cumbre y que los valles y los ríos? Voy a extraviarme y cantar por donde guíe el pie y quiera mi sangre por que nunca saltare muy alto ni me arrancare de la tierra ni seré hallado en otra parte.

¡Oh cuerpo del mundo terreno: musgo y enredadera, planta y pélato, agua y barro, nube y arena vagabunda!
Del polvo sois y al polvo volveréis a que os coman los sedosos gusanos, no habrá cielo ni infierno para nosotros.

Relojes de Sangre

No es ocioso el tiempo que nos carga las espaldas, va sobre
un carruaje de gacelas y leopardos alados, va vestido con trajes invisibles
ya arena en los bolsillos y el cabello cano de plata o hilos de seda. Nació
en la cuna galáctica del espacio besándolo todo y sabiéndolo todo
en si juventud perfecta e infinible. Trajo consigo desde las altas montañas
a la soledad prendida al vestido a la vejes agarrada de las faldas
como una ramera hambrienta de los hombres.

No descansa el tiempo en nuestras tiendas ni dialoga con los reyes
en las esquinas de sus gobiernos, ¿ qué bufón lo entretendrá
y que ladrón le hurtara nuestros años?
Recuerdo muy bien cuando fui niño y niños y nos caíamos en la bicicleta
con mi Padre, recordare también cuando fui joven y navegaba en todos
los mares y en todas las tierras, pero cómo recordare cuando fui viejo
si después el tiempo nos corta y nos dice: “te quiero y hasta luego”.
Y ahí llega el plañir y las flores del cementerio y los discursos
sobre nuestra bondad por que todo muerto es bueno y llegan las consolaciones
de los enemistados y reina el perdón y sojuzga la esperanza
en el cielo o en resurrecciones.

Pero el agua no envejece ni ala aire le duele la espalda
aunque a veces se esconden en los escondrijos, sucios y manchados.
La piedra y el viento nos miran desde su lugar privilegiado
con mirada displicente y lastimosa, en sus conversaciones por la tarde
aparece el hombre sobre la mesa del té corriendo y jadeando con lengua de camello
y en la lengua amarrado un reloj y en los parpados sueño y vacías las manos
y un corazón extraño.

Un anciano y un niño se encontraron en esta calle transitada,
se miraron a los ojos apasionadamente y mudas las bocas corrieron juntos
bajo el aguacero, el uno cercano a la ausencia después de la vida
y el otro cercano a la ausencia después de esta. Así se planta, crecen los duraznos
juntos a las amapolas y así nace la humanidad y el cuesco al suelo
para engendrar otro árbol y el esqueleto al suelo para nacer el recuerdo
o el olvido.

Y el tiempo traerá en abundancia barcos repletos de jóvenes e infantes nuevos
caídos de entre las madres, los graneros estarán satisfechos de primaveras
en la ocasión de nuestro otoño y miraremos el álbum de fotografías
para mostrarles a nuestros nietos que no nacimos viejos y fuimos jóvenes
y fuimos príncipes y pisábamos los relojes quebrando las horas
por que todo era fresco rocío y selvático pecho.

El tiempo no nos dirá nada, pasara por nuestro lado callado y sigiloso
como huida de culebra, nosotros tampoco le diremos palabra alguna,
lo miraremos desde abajo y el nos mirara desde los tejados y sus terrazas altas
y caminaremos juntos aunque no queramos y nos amaremos y odiaremos
cada efímero y glorioso día.

Dentro del Cosmos

Miramos la Tierra desde arriba, a ella sola abandonada o acompañada por Dios,
los ángeles reteniendo los vientos u otras esferas a lo cerca o a lo lejos en el vaso
de esa oscuridad. ¿Quién sabrá de nosotros allá afuera y quién sabrá de Dios
aquí adentro? Nos miramos entre nosotros y no entendemos al camina al lado,
nos miramos al espejo todas las mañanas por que él es sincero y nos halaga
mas de la cuenta, pero no nos reconocemos, ¿quién sabrá de nuestro corazón
allá en nuestra mente y quien sabrá de nuestra mente aquí dentro del corazón?

Vivo y muero dentro de mi mismo cosmos, Dios y el demonio reclaman sus territorios
en los patios de mi humilde casa y yo no concilio el sueño por el ruido de la batalla
y camino con ojeras abismales en el rostro y no hablo cuando la hoja me abre los oídos
y escucha los sueños y lamentos. Hay un alma de mujer soplando las velas del barco
con aliento de montaña y selva y sabor caribe y voz tierra.
¿Qué seria de la corbeta fantasmal sin su mar ni las constelaciones?

Vistámonos juntos de aire, agua y tierra y algún sentimiento, allí estaremos
armados con la armadura del tiempo para conversar con nuestros hijos
y arreglar el mundo en un saludo. Arreglar el mundo, arreglarse la corbata,
arreglarse los cordones, ¿cuál es la diferencia? si todo se hace con las manos
como un saludo y del saludo nace la mirada y de la mirada nace la sonrisa
y de la sonrisa nace la alegría y de la alegría nacen los recuerdos
y el recuerdo es la sombra de los días eternos.
¿Quién sabrá de nuestro corazón allá en nuestra mente y quien sabrá de nuestra mente aquí dentro del corazón?